El origen del seguro data de la antigüedad cuando los Babilonios y los Hindúes efectuaban contratos entre los banqueros y los propietarios de los barcos a fin de proteger las cargas y financiar los viajes. Así mismo desde época de la antigua Roma, era acostumbre entre ciertas asociaciones religiosas, colectar y distribuir fondos entre sus miembros en caso de muerte de uno de ellos.
Gracias a la figura del seguro y su posterior desarrollo, el comercio pudo crecer ya que protegía a los comerciantes en caso que ocurriese un desastre de navegación. Es por ello que Inglaterra gracias a su gran industria marítima , se convirtió en el centro de la actividad aseguradora, desde donde surgieron los principios y clausulas fundamentales que aun hoy se aplican.